hoy
empecé a cursar un seminario con Ella, la super profesora estrella de la
bibliografía de lo que algún día será mi tesis doctoral. Tiene 75 años y
cuando escribe en el pizarrón le tiemblan las manos. Pero es rubia,
alta y elegante y te da un poquito de miedo, como una enfermera alemana que
entra sin golpear. Quiero caerle bien así me ayuda con mi
investigación. Nos preguntó uno por uno en qué trabajábamos,
mis compañeros apenas lograban tartamudear antes de que ella
interrumpiera y se burlara de sus proyectos. Cuando yo le conté mi tema,
me respondió "no sé qué hacés acá". A un chico que estudia Gramsci y
tiene una sola ceja le sonó el celular durante una explicación y Ella lo
increpó: "por qué no lo tirás a la basura". Para que borremos el
pizarrón o cerremos la puerta señala con el dedo en silencio sin levantar la vista. Alguien corre y lo hace.
Después, una muy perspicaz compañera explicó orgullosa su plan de tesis
sobre Punto de vista y el proceso de transición democrática. Ella esperó sonriendo que terminara de hablar y le preguntó: "O sea que vos vas a escribir 500 páginas para contarnos que son unos malditos traidores socialdemócratas?". Mi compañera quedó un poco descolocada: -Y... sí, je. Pasó al siguiente.
La semana que viene tengo que leer
mi proyecto y exponerlo. Al final de la clase advirtió: "A los más
grandes les digo -porque ya sé que a ustedes los jóvenes no les importa
nada- impriman los trabajos y léanlos en papel".
Estoy pensando qué
personalidad de alumna voy a elegir para ganarme su aprecio. Es tan formidable ella, dominatriz de la sociología de la cultura argentina. Quiero ser
su favorita
sábado, 7 de septiembre de 2013
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