-séptima temporada-

domingo, 22 de agosto de 2010

Las niñas leporinas saludan

el paso a la clandestinidad ontológica del Pederasta en Jefe, Cda. RF





con el puño y la minifalda en alto,

AL, G, O.

sábado, 21 de agosto de 2010

Somos los mismos de siempre

Todo bien, yo me prendo con la estrategia de guerra de guerrillas para hacer la revolución.

Pero en el monte
va a tener que haber
sí o sí
Wi-Fi

martes, 17 de agosto de 2010

Sentirse Orsi

Me gustaria ser mas sensible. Porque la verdad es que, haciendo un balance general, soy bastante hija de puta.
o sea, no es que sea mala persona, solamente me causan gracia las personas con sindrome de down o que les patina la egrre.
es un sentimiento autentico, que me sale desde el alma. No está mal o no?
Los viejos q demoran mucho en el cajero automatico merecen morir. Y lo digo con buena onda. no es por algo personal, simplemente ya cumplieron su funcion en esta vida. lo mejor es que se vayan con un poco de dignidad y de paso agilicen las esperas.
(señora, ¿por què no saca el monedero y va haciendo las cuentas mentalmente antes de que el almacenero le diga cuánto es? Si no, como que queda un tiempo muerto muy aprovechable que termina disolviendose en el mostrador)
los niños tambien me dan mucha bronca. Què es eso de cambiarle el pañal al bebè en la mesada de los baños de restaurantes y demás lugares públicos? Las heces transmiten peligrosísimas enfermedades sea cual sea el cuerpo que las defeca. Un pequeño ano, terso y melifluo como un capullo de violeta de los alpes, tiene las mismas probabilidades de encajarme una alta escherichia coli que uno baqueteado y homeless.
Ha llegado el momento de golpear más a los niños. y desde este mismo blog quiero promover una campaña de violencia contra los menores. Claro que bien utilizada, nada de agarràrselas con ellos porque son más débiles. No, señor. Esto es intolerabe, ya que el pequeñito puede vengarse perfectamente empuñando un revólver de modo de volarnos la cabeza a un clic de gatillo. En ese sentido, la violencia no conduce a nada bueno.
Debemos agredir a los infantes con el solo objetivo de que se comporten como corresponde, esto es, que no pasen por encima los derechos de otros seres humanos.
A las generaciones anteriores, que hoy en día son padres -pésimos padres-, les han cagado la cabeza con tanto "We dont need no/ education..." o La sociedad de los poetas muertos. Está en nosotros remediar este estado de dictadura infantil alzándonos en bofetadas y chaschases contra los tiranos de corta edad. me caben mucho los nenes pero no pueden ser unos forros que te tiran arena en la cara cuando tomas sol en la playa. una vez, vaya y pase, les advertis severa y cortesmente. la segunda vez lo justo es pegarles una trompada en la boca. de ultima despues les vuelven a crecer los dientes. Tener 5 años no les da derecho a arruirarme la vida.

Tambièn me falta sensibilidad en toda la cuestion esa del amor, que yo respeto mucho, aunque no deja de parecerme una boludez a pedal para camuflar algo inexistente. El amor no existe, mostrameló, a ver.

Ah, los gatos. Los gatitos no me producen nada. Un gato me da lo mismo que un cenicero de arcilla. Basta de mitificar a los gatos.
El que junta papeles viejos porque le traen recuerdos atesora mierda, sépalo. No, no mierda. De hecho, atesora alimento de ácaros y gusanos que después se te pueden meter en la piel y te queda así mirá


Y después tranqui, porque la cartita tan linda que te mandó Pocho en séptimo grado permitió el nacimiento de este bicho que ahora te está comiendo toda la carnita por adentro y no quiere parar. Para deshacerse de este flagelo, tienen que remojar un algodón con alcohol y ponerlo sobre el agujero que abrió el parásito, entonces el gusanito se ahoga o se quema y sale carpiendo de la piel, asoma la capocha y ahí... prácate! lo cazás con una pinza de depilar y lo extráes. Eso, gusano por gusano, con cada agujero. Ante cualquier duda consulten a su médico.

Volviendo al tema, hay que parar de asignar valor a la basura.
Los amaneceres son una cagada. El que te dice "vamos a quedarnos despiertos para ver la salida del sol" te quiere culear. El sol sale todos los fuckin` dias, idiota mental.

Ir a conocer a un recién nacido a un hospital es un bajón absoluto. Todos lo hacemos de compromiso. Resulta que estás ahí y atrás de un vidrio ves que dentro de una caja de plástico hay un bulto carnoliente. Ay qué lindo.



Divino. El agujero con bordes de plastico lo sacó del papá. Igualito a cuando andaba con el ano contra-natura.
El día que yo tenga un hijo los voy a llamar para que lo conozcan una vez que haya empezado a hablar, cuando haga algo, es decir, cuando sea minimamente un ser humano y no un simple feto extramuros.
Y esto porque yo no soy una forra como esas madres que te compelen a ir a un hospital para que veas lo que les acaba de salir de la concha. Yo soy copada, una buena persona. Y tengo mi sensibilidad.

domingo, 8 de agosto de 2010

Impresiones reprimidas, un caso de Emotividad Artificial

La inteligencia artificial sigue siendo, en muchos aspectos, una quimera de las sociedades hiperindustriales.
Sin embargo, desde hace bastante contamos en nuestras casas de pequebúes con una tecnología mucho más sofisticada: la emotividad artificial.
Pudo haber pasado desapercibida en tanto tal hasta el momento, pero quién se atrevería a negar que no ha proferido alguna vez el grito cotidiano y desesperado:

La impresora se volvió loca!!

Me consta que todos nosotros hemos sido víctimas, en nuestro propio hogar, de esos ruidosos trastornos que nos dejan desconcertados y envueltos en hojas, hojas que ella nos escupe en la cara, tan inmaculadas como entraron, o a lo mejor, con unas manchitas en forma de barras descoloridas.
Las hay también que empiezan a comunicarse en otros idiomas, por ejemplo cuando te devuelven el papel con una impresión del tipo: ŵŸ ˜ ћ ‰ ′ ″ Ω ⅛ ż⅞ ←їј↑ ℮⌠ ⌡─ Ź Ż │╔ ‡ • ╕ ╖ ќ ќ╡ ╢ ▐ ŷ ▐ □ ▪њ ▫ ▫ ◘ ♠ -muy probablemente a causa de alguna clase de esquizofrenia de esa que tantas veces en la historia fue confundida con posesión diabólica.

Allí está ella, misteriosa y empacada, carraspeando con su garganta metálica de motor que no arranca; impotentes la vemos zarandear locamente sus cartuchos a un lado y otro. Hermética en su demencia de dispositivo funcional y caprichoso.

¿Por qué traumático desperfecto es que sus engranajes pulsionales no pueden subordinarse al primado de la zona cabezal?

Tal vez haya suprimido en el pasado alguna impresión que trae conflictos a su conciencia estampativa, y ahora las impresiones se acumulan en fila trabando su pobrecillo mecanismo, como un eslabón que falla en la cadena y va amontonando sobre la cinta una bola obstaculizadora que crece y crece, y amenaza con mandar al diablo la eficiencia meticulosa de la producción en serie.

Negarlo no le sirve a nadie. La convivencia con las impresoras se va poniendo difícil.
Lo que sucede es que, a los 2 o 3 años de estrenada, nuestra impresora ha llegado a la pubertad impresoril y, en vez de llenarse de piercings o tatuajes para unirse a una pandilla, prefiere escupir las hojas que vos le mandás con suma buena voluntad tratando de hacer lo mejor para ella y para todos. Quizá la acartuchada se rebele como exteriorización de algún trabajo de duelo que no logramos entrever en los resquicios de su dinámico mecanismo.

Los usuarios incomprensivos pretenden solucionar la interrupción documental acudiendo al célebre "coscorrón ubicatorio", pero la agresión física no suele llevar a nada bueno. ¿Qué cara vamos a poner cuando El-chico-que-arregla-la-compu finalice su peritaje de cuentapropista cibernético y nos acuse: "-Tiene marcas de maltrato"...?

Movemos cabezales, también giramos rodillos, nada parece acabar con su ágrafa indeterminación, continúa férrea en su resistencia a representar el papel.
Incluso llegamos hasta manipular las agujas y ensuciarnos los dedos con tinta, buscando la puntada que congele el loco devenir de su deseo desatado, la puntada que segregue la tinta sobre el blanco formato A4 trazando el caracter.
Minúsculas violencias que operamos en sus entrañas con el objetivo de lograr, de una vez por todas, estampar lo que queremos al pie de la letra.

Inútil es intentar canalizar su libidinosa tinta hacia fines escriturarios de la más diversa índole mediante la presión compulsiva del botoncito de "Print". Presión que ejercemos por su propio bien, que quede debidamente asentado, para que sea una impresorita hecha y derecha, y no vaya a ser señalada por otros electrodomésticos o gadgets como "la loca de la casa".

En fin, qué aparato...