-séptima temporada-

sábado, 11 de julio de 2009

Reseña: "¿Y tú qué rayos sabes?"

Esta es una película sobre una sorda frígida que habla como el ojete y te da bronca.
Otros personajes (devenidos, pretenden constituirse en naradores) son: la gorda batatona budista llena de botox con casaca de Mao Tsé Tung y el drogadicto con hogar a leña flashero. El resto de los narradores te inspirarían el mismo grado de vergüenza si fueras su hij@.
El género del filme es autoayuda, aunque quieran encajártelo como documental de física cuántica. Poniéndonos prescriptivos, podríamos aconsejar al guionista que vea la película para que se autoayude a crear un guión coherente. "En el intento por bajar los índices de suicidio, los yanquis nos mandan mierda subliminal" definió con lucidez doña Pochita García.
Ciertamente lo más interesante es el final. Los créditos aparecen intercalados con una presentación de los narradores/disertantes/científicos que van hablando durante el filme. Figura entonces el nombre de cada uno de ellos, seguido por sus trabajos publicados y por la institución científica o educativa a la que pertenecen. Así es que después de tanta pedorrada con olor a pachuli sobre "si vos querés podés, juanito, aunque tengas que jugar en silla de ruedas como doble cinco en la primera de la Roma", aparece el nombre de la universidad de Harvard como mecanismo que pretende legitimar institucionalmente las pelotudeces chamaneras dichas durante la película.

La reflexión que disparó en mí esta largometraje tiene que ver con el problema de la eficacia de una institución académica a la hora de otorgar títulos.

Cuáles serán los mecanismos de castigo para estos herejes de las comunidades del saber... no sé.
En fin, qué película pedorra.



El trailer en inglés:

http://www.youtube.com/watch?v=3QlZ5O8_bGk


2 comentarios:

mwuaia dijo...

cada algunos años alguien de poca montamental me aconseja esa película...

nunca la veo porque la proyectan cada nuevo "dia fuera del tiempo"


lo que escribiste, es exactamente lo qeu necesitaba leer para, definitivamente, no verla nunca.


salú!

Anita Leporina dijo...

"de poca monta mental" es una expresión que está entrando ya a mi vocabulario!
Gracias por comentar.