¿Y la muela?
Nostalgias de una economía infantil perdida.
(No vayan a pensar que estoy buscándole trabajo a mi hijo)
Muy jóvenes o paternales lectores de este blog quizá puedan echar luz sobre la cuestión.
Agradecida se despide,
A.L.
Orsi propone:
Y digo yo: ¿no sería mucho más justo que el Ratón Pérez nos dejara plata cuando se nos caen los segundos dientes? Total, tras la desaparición de los de leche vuelven a crecer otros nuevos. Pero cuando aflojan los segundos hay que romper el chanchito para pagar los artificiosos.
Es más, considero muy negativa la dependencia generada por el roedor ibérico en cuestión. Como planteaba Rosa Luxemburgo (quien, a decir verdad, mereció que le dejaran unas monedas extra bajo la almohada para costearse de paso la ortodoncia), se trata de una mera caridad de consumo por la cual, acostumbrados a vivir de las limosnas brindadas por este oscuro especulador múrido, los sujetos dentados neutralizan su fuerza de lucha contra un sistema explotador de encías. En este sentido, queda claro que nuestras demandas deben ir en favor de una posesión absoluta y colectiva de los medios de producción dentísticos.
Vayan masticando la propuesta.