-séptima temporada-

martes, 29 de junio de 2010

Consulta odontofinanciera

A la autora le roe la curiosidad por saber cuánto está cotizando hoy por hoy el diente de leche.
¿Y la muela?


Nostalgias de una economía infantil perdida.

(No vayan a pensar que estoy buscándole trabajo a mi hijo)

Muy jóvenes o paternales lectores de este blog quizá puedan echar luz sobre la cuestión.

Agradecida se despide,

A.L.
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Orsi propone:
Y digo yo: ¿no sería mucho más justo que el Ratón Pérez nos dejara plata cuando se nos caen los segundos dientes? Total, tras la desaparición de los de leche vuelven a crecer otros nuevos. Pero cuando aflojan los segundos hay que romper el chanchito para pagar los artificiosos.
Es más, considero muy negativa la dependencia generada por el roedor ibérico en cuestión. Como planteaba Rosa Luxemburgo (quien, a decir verdad, mereció que le dejaran unas monedas extra bajo la almohada para costearse de paso la ortodoncia), se trata de una mera caridad de consumo por la cual, acostumbrados a vivir de las limosnas brindadas por este oscuro especulador
múrido, los sujetos dentados neutralizan su fuerza de lucha contra un sistema explotador de encías. En este sentido, queda claro que nuestras demandas deben ir en favor de una posesión absoluta y colectiva de los medios de producción dentísticos.

Vayan masticando la propuesta.

domingo, 20 de junio de 2010

Recuerdos de una perra muerta

.
Como esa vez que el abuelo se puso en pedo y vomitó la pared, y cuando llegó papá el abuelo le echó la culpa a la perra... "-Pero, viejo, la perra mide treinta centímetros y la mancha arranca a metro y medio del piso"

jueves, 17 de junio de 2010

Orígenes lepóridos

Ayer encontré en el placard una tarea de cuarto grado de la primaria. La maestra nos había pedido reescribir un cuento tradicional. El mío empezaba así:

Lo llamaron Riñoncito porque, cuando nació, no medía más que un riñón de gato...

jueves, 10 de junio de 2010

Auspicia mi estupidez

De niña siempre temí "estancarme mentalmente". No sé, de pronto cumplir 13 años y haber quedado en un estado de desarrollo intelectual de 12. Seguir cumpliendo años... y nada. Para toda la vida en los 12, como un ascensor que se traba entre piso y piso. Los demás continuando su curso empinado hacia la madurez.
Todavía me lo pregunto: ¿cómo darme cuenta de que no estoy cognitivamente varada en los 19?

Me avergüenza decirlo, pero algunos hechos recientes parecen confirmar mis temores:

-Soñé con el Mundial.
-Me afecta bastante la publicidad de las bacterias creciendo en las cerdas del cepillo de dientes.
-Estoy convencida de que el colchoncito inflable de Sprayette tiene que ser una masa.


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Con respecto a la división por dos cifras, sigo mantienendo mi postura: tal operación aritmética padece defectos de base. En este caso es la Ciencia Matemática la que está mal, no yo. Todos sabemos que es más fácil ir probando múltiplos (cocientes) hasta llegar a un número que se acerque al dividendo. (Usted lo sabe cierto, Doctor Mauricio)