Cuando mi madre se va de viaje y yo quedo sola en la casa, suele darme algunas indicaciones que considera pertinentes.
Dicen que las madres son los seres que mejor nos conocen. ¿Qué conclusión tengo que sacar sobre mi persona tras leer los carteles que esta mujer dejó sobre la mesada antes de partir?
Transcribo literalmente algunas de estas anotaciones:
" ¿Olor feo en la cocina? --------) Sacar basura!"
"Para limpiar ---------) usar trapo Valerina"
Seriamente: ¿Con qué piensa esta mujer que voy a limpiar la mugre? ¿Con una carpetita tejida al crochet? ¿Con la bufanda de papá? ¿Con Passepartout acaso?
Y con respecto al olor y la basura, ¿considera mi madre que padezco alguna lesión cerebral que me impide concatenar lógicamente la serie causa-consecuencia?
Las madres deben tener las más extrañas fantasías acerca de lo que hacen los hijos cuando ellas no están presentes o cuando estos vuelan del cálido y pulcro nido maternal. La preocupada madre imagina que, ni bien haya echado llave a la puerta de casa, su hijo de veintipico de años y quizá flamante abogado estará metiendo la mano en el ventilador de techo o escarbando en el enchufe con un tenedor.
En fin, todo esto me recuerda a un cartel que mi hermana, Minaya Garcí Pochita, dejó para mi madre hace muchos años. Lo conservé hasta hoy y lo escaneé:
Nada que ver con lo que venía diciendo, pero es un lindo recuerdo familiar, ¿no?
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3 comentarios:
Muy lindo, una genia tu hermana, con la nota me descostille de la risa.
me encanta esta escritora! me muero de risa!
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