-séptima temporada-

domingo, 20 de septiembre de 2009

Voodoo child



Amo a los zombis. Me encantan las películas de muertos vivos. Las miro con satisfacción desde chica.
Mi sueño es que alguna noche vengan los zombis y entonces atrincherarme en mi casa y agarrar una AK-47 y poner un spot que ilumine la vereda y verlos aparecer entre la oscuridad doblando la esquina del kiosco y pum! pum! pum! ir volándoles la cabeza uno a uno.
Mi sueño. Eso y la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.

No puedo dejar de asociar a los zombis, los relatos sobre zombis, con algunos elementos de la realidad histórica en que sobreviví mi infancia. Las máquinas de humo, por ejemplo, las luces verdes o fucsia, que casi siempre son parte del decorado de las películas de zombis urbanas. La banda sonora llena de baterías electrónicas: a ese ritmo se mueven los muertos vivos. Escenario, coreografía, todo bien ochentoso.
Ya sé, el recuerdo no es gratuito ni arbitrario: la explosión del consumo y la producción de películas de zombis puede ubicarse a mediados de la década del `80 y a principios de los 90.

De todo el precipitado histórico de esta época, lo que con más claridad veo en las películas de zombis es el SIDA. El temor al contagio, al contacto con los cuerpos de los otros. El monstruo es la enfermedad, lo terrorífico es una infección que se libra en combate individual cuerpo a cuerpo. Una mordedura o cualquier penetración de un cuerpo infectado contagia, metamorfosea.

En general, en estas películas de nada sirve prender la radio o el televisor: los medios de comunicación no pueden ayudar, dan información falsa o confusa, o directamente han colapsado y hasta el último técnico del canal o cronista gráfico ha salido a la calle a morfar cerebros. También puede suceder que otros servicios colpasen, como el de alumbrado público (por eso sugiero que tengan a mano un buen spot o reflector si esa noche no quieren perderse el espectáculo de las vísceras descompuestas volando mientras cargan otro cartucho).

Lo curioso es que frente al silencio de los medios de comunicación en el caso de los zombis se impone el ruidoso machacamiento de los medios de comunicación en relación con el Sida. Recuerdo que cuando era chica, en los diarios, la radio y la televisión, todo era Sida. La presencia del tema era constante, cansadora. Por eso, cuando yo tenía cuatro años creía que la única forma de morir era de Sida, no había otra posibilidad.




La anécdota la conserva mi madre, gravada a fuego en su cerebro: el momento de estupefacción cuando, a la salida del jardín de infantes, las maestras de sus hijas se acercaron a preguntarle por las causas del reciente deceso del abuelo.
Tras la respuesta, las maestras no tardaron en justificar la curiosidad. Según asegura mi madre, los relatos de las horrorizadas mujeres fueron claros:

La maestra de sala amarilla, enterada de la muerte de mi abuelo, se me acerca para conversar:

Señorita Silvia: Tu abuelito murió de viejito, ¿no?
Anita: No, murió de Sida.

Paralelamente, en el aula de mi hermana, los niños juegan y charlan algremente en ronda bajo la supervisión cercana de la maestra, quien alcanza a registrar el siguiente intercambio:

Compañerito: ¿De qué murió tu abuelo, Agus?
Minaya: Lo cagaron a tiros.

8 comentarios:

r dijo...

Comunismo mas zombies? Mira el video de Metallica, es excelente.
Hay un libro que te explica como reaccionar frente a un ataque de zombies. Con mis amigos lo compramos.
Yo recomiendo comprar un motor que genere electricidad a base de nafta (que podemos saquear de las estaciones de servicio abandonadas), al menos para conectar unos buenos parlantes para escuchar cosas que nos inspiren a luchar por la madre patria.

Anónimo dijo...

George Romero is the man si te querés bajar unos torrentz.

Anita Leporina dijo...

Yo sigo tus indicaciones al pie de la letra, Ri, ciegamente. Ese himno me produce un escalofrío medio stalinista, pero da muy bien banda sonora para masacre de zombis, es innegable.
George Romero es mi Charles Dickens.

Anónimo dijo...

Rellendo a la nuez.
Yo lo veo como la propia escencia cultural paranoide de la bueguesía pro-yanki.
Tengo bajado todo lo del tipo, seguro le espera le mirtha legrand de oro.
Doodle, cambio y fuera.

Anita Leporina dijo...

Ni hablar, todo el tema de esconderse los sótanos, bien guerra fría, amenaza nuclear.

Lord Alfajor dijo...

No se si seras de darle a los games pero si lo haces NO PODES perderte la saga Resident Evil, Silent Hill, House of the Dead, o el Dead Space. Y si tenes cerca una Xbox el Dead Rising.....

concuerdo con vos Anita, amo las pelis de zombies y muertos vivos.

Anita Leporina dijo...

Tomo nota. "Resident Evil" lo jugué, qué bello es cuando los apuntás con la luz y están mirando la pared.

la bestia dijo...

Sólo llegué a leer hasta "pum! pum! pum! ir volándoles la cabeza uno a uno" y me emocioné y vine a comentar.
Confieso que es uno de mis sueños también.
Ni te imaginás las veces que en el camino de vuelta a casa desde la facultad diseñé y perfeccioné un plan por si la invasión zombie me agarraba en la facultad, justamente. Ya sé a dónde ir (a la armería de 48, claro), por qué techos pasar y a qué profesores arrojar despacito y como quien no quiere la cosa a los zombies.
Solía decirme, también, que en caso de que me sorprendiera en mi casa, trataría de ir a buscar a mis amigos a sus casas. Estuve a punto de pensar que era por heroísmo... No hace mucho me confesé que era por el mero gusto de volarle las cabezas.