Se acaba la ausencia del padre después de un largo viaje. Minaya, Anita y su madre se liman las uñas en el living.
Se abre la puerta de entrada. Dos valijas gigantes se asoman y atrás, con un sombrero Philip Marlowe, Papá.
Las tres mujeres corren hacia la puerta, adelantan los brazos, separan los dedos; las uñas afiladas brillan: el esmalte de acrílico beige, rojo, negro. El hombre retrocede ante la estampida femenina, se cubre la cara con las brazos en cruz. Finalmente los separa estallando en ademán de arquero que está a punto de atajarle un penal al Enola Gay. Se oye el grito último:
"¡¡¡No les traje nada!!!"
Papá no da rebote.
viernes, 30 de octubre de 2009
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2 comentarios:
Aaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh
querés que lo caguemos a palo?
Cada vez que vengo a este blog me pierdo. ¿Qué me tomo para volver a La Plata?
¡Zarpada respuesta la del ratón Pérez!
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Una vez, cuando éramos chicos, una tía viajó a Suiza y nos trajo a todos una remera roja con la cruz blanca. La mía era talle "Cuestión de peso". Me llegaba a las rodillas. Tan grande es (todavía la conservo) que a veces le ato un piolincito y la remonto... Pero sólo cuando no me siento muy patriota.
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Siento lo de tu tortuga Donatello.
Saludos
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